En esa cuadra había muchos personajes, pero la mas importante era la Yaya, la vecina de enfrente, con ella me sentaba las noches de verano en la puerta de su casa, a ritmo de abanico, mirando las hojas de los árboles esperando que se muevan y para ver pasar a la gente y desearles "buenas noches", en cuanto empezaba la brisa me deleitaba imaginando el helado de frutillas que pronto sellaría la noche.
Había un toldo que cubría el patio que cuando nos olvidábamos de cerrarlo el los días de lluvia se llenaba de agua, recuerdo a mi papa parado debajo del toldo con el secador de pisos, apuntando hacia el toldo, empujándolo hacia arriba, dando lugar a que el agua caiga a los costados.
Las manchas de humedad en el techo de mi pieza me contaban cuentos de carrozas coloniales y mujeres con maquillajes y sombrillas de encaje.
Un sótano chico que se encontraba como desapercibido en el zaguán de la casa, servia como lugar de escondidas a valientes que no temían entrar en la oscuridad.
En las noches calurosas de verano Miriam y yo solíamos sacar las camas al patio para dormir afuera, ella (entonces Marilu) solía contarme cuentos hasta que me dormía, y los mosquitos, solían despertarme.
Mi emoción mas grande fue cuando hace unos meses mis hijas Aiala y Ronit viajaron a Argentina y me mandaron una foto, sentadas en el umbral de la casa sin que me avisaran que llegarían a verla!!
Es curioso, somos pocos los que tenemos la suerte de tener un primer hogar durante toda nuestra vida ó por lo menos, lo que va de ella.
Ese primer hogar se llama desde lo formal, "la casa de mi mamá", pero desde lo afectivo siempre va a ser “mi casa”.
¿Tendré derecho a aburrir a todos con frases como "el lugar donde nací" ó "donde me crié"?
Si al final de cuentas todos sabemos de lo que uno habla y lo que se siente cuando hablamos de la casa de nuestra infancia ¡no?
Solemos apropiarnos de todo lo que amamos, será por eso que, tengo frases con furcios que confunden como dije, a "la casa de mi vieja" con "mi casa", a la "habitación del fondo" con "mi pieza" e inclusive a mis hermanas (mas de 50 pirulos c/u) con "las nenas".
Casi no es posible elegir un recuerdo, por lo injusto que sería contar uno y dejar tantos, pero tantos…. sin su lugar en el álbum!
Multitudes de recuerdos protestan en un violento piquete, a los codazos por ser los primeros ó gruñendo su bronca por no ser los elegidos…
Pero hay una tiranía en la memoria, hay una tiranía...que la hace soberana a la fuerza…
El despotismo del mas fuerte ganando el primer lugar en la pista de carrera de los laberintos cerebrales, llegando primero a la boca ó a los ojos, poniéndoles prepotente una sonrisa o una lágrima.
Habrá quienes ante esta consigna, tomen el desafío de exprimir sus sesos en busca de los rincones de su casa y de los objetos dispuestos graciosamente por las madres en los bargueños y aparadores de la época. Habrá quienes quieran recordar la cantidad de lágrimas de cristal que pendían de las arañas de los comedores y habrá quienes eleven la voz para contar el día que Canal 7 entró en sus casas por ese aparato loco que se llamo televisión y que se quedó a vivir, invitado por ellos, para siempre.
¿Tendremos los memoriosos la valentía de reconocer que la heladera era una Siam con una manija que empezaba en una bola blanca parecida a la de billar? Que nuestras madres cosían pitucones en las rodillas de los pantalones y que por debajo de ellos se cruzaban curitas?
¿Recordaremos a todas las vecinas, incluso a aquellas que hubiéramos olvidado con gusto por las veces que nos tiraron agua desde el balcón para que jugáramos en otro lugar?
Mi casa, la de mi infancia y mi adultez, es muy hermosa. Tiene un jardín que se fue achicando a medida que yo crecía, porque le puse límites a mi imaginación… y unas paredes linderas que ya no me raspan las piernas al treparlas, pero porque ya no las trepo.
El jardín de mi casa en los recuerdos de mi infancia es la síntesis misma de mi casa. Es el resumen de mis años, guarda alegrías de todo tipo, pero tiene una historia, una particular historia que les voy a contar.
Mi papá Felipe (ZL) plantó un limonero que cumplía años conmigo, así que durante algún día de diciembre, y no digo que justo mi 18, el limonero y yo soplábamos velitas.
El 25 de diciembre de 1969 fue mi Bar Mitzva.
Como para hacerle burla a Don Jesús, le confirme mi judeidad justo el día que nació. Así que ese día para muchos fue Navidad, pero para mi fue Nueva Edad. La adolescencia.
Nadie imagine a las fiestas de entonces como las actuales. No digo que no existieran las fiestas fastuosas… pero ciertamente, eran otra cosa. La mayoría de las fiestas de lujo se hacían en el club CASA ó en el hotel Savoy, ó en el Sheraton, ó el Plaza, pero la mía, fue en el Garden House, ó sea, el jardín de casa.
En la calle Conesa 745 empezaba mi hogar y en el fondo del departamento 4, estaba nuestro jardín, y en el medio de él, estaban los amores materiales de mi papá, el limonero y tres pájaros enjaulados que competían con sus trinos como si estuvieran en el programa de Roberto Galán, Si lo sabe cante.
Un cardenal, un jilguero y un canario, se encargaban de los placeres auditivos de mi viejo, y el limonero, del placer visual. A cambio de eso, diariamente mi papá les daba semillas a los animalitos y agua al vegetal. Así se conformaba esa sociedad. Alimentos a cambio de alegrías.
Nuestro limonero nos daba limones para los meses de Mayo, Junio y Julio, pero en Diciembre ya había transformado los azahares de septiembre en pequeñísimos frutos.
No sé si coinciden en que los limones recién nacidos se parecen a los incipientes pezones de las púberes de 12 años. Mi papá habrá tenido la misma impresión que yo, porque cuidaba al árbol de sus deseos como a una doncella virgen del Medioevo.
Para la fiesta de mi Bar mitzva se alquilaron caballetes, sillas y manteles blancos, para combinar con todo el verde natural reinante. Cocinaron tías, abuelas y mi mamá lo suficiente como para guardar durante meses en el freezer que aún no se había inventado. Y yo ese día, entre la ansiedad de la espera me dedique a rezar, a la mañana en el templo de Camargo debutando con los tefilim y durante el día, no tanto la parasha de la semana, sino que le pedí a Ds con toda mi alma que no lloviera para que no se me escalde la fiesta!!!
No sé de quién fue la idea de hacer todo el mismo día, pero ese jueves fue una maratón que empezó a las 5:30 hs y transcurrió con Templo, desayuno que se transformó en almuerzo, y tarde de preparativos para la fiesta nocturna con amigos.
Mis amigos llegaron a las nueve de la noche, todo un logro para mí ya que mis viejos querían empezarla a las 5 de la tarde, como los cumpleaños de la escuela primaria y mientras que el sol te derretía el meoio.
De lo que sigue a continuación tengo a Freddy Berro como testigo ocular y coprotagonico de las acciones bélicas allí desarrolladas.
El teatro de operaciones fue justamente nuestro jardín que en poco tiempo quedo convertido en un campo de batalla. Hasta el día de hoy agradezco que algo se comió, porque sino mi vieja me seguiría sirviendo burrecas, sándwiches de miga y bohios de Yerevan, (el armenio de Camargo y Gurruchaga), además de los reproches que tampoco se hubieran terminado hasta hoy, y que seguirían servidos en las bandejas de los mazapanes y los mogadó de almendras.
Bailamos un poquito, recibí mis regalos, charlamos, nos reímos como chicos, no sé que mas hicimos... Pero a las 12 de la noche, y tal como a Cenicienta se me comenzó a romper el encanto.
Nunca pude identificar al mazalbayo que empezó la guerra de limones, pero volaban las tetitas de niña a una velocidad que por suerte no sacaban sangre de las cabezas. Balas verdes surcaban el cálido aire del jardín, y los aullidos femeninos de mis amigas no se hicieron esperar. Así, en una batalla que no logro completar los 3 minutos sufrimos las lógicas perdidas de toda guerra fiestera, algunos platos, alguna ropa manchada con mayonesa de ave, miga de sándwich que devoraron a la mañana siguiente los pájaros que ocasionalmente pasaron por el jardín y decenas de limoncitos diseminados por el pasto, únicas y verdaderas víctimas del diferendo bélico.
Tardó en darse cuenta mi viejo.
Como sabemos, más de 2 minutos son suficientes para cualquier banda de adolescentes, para crear una situación que nunca olvidarán y que servirá para reír hasta la vejez en cada encuentro que lo permita. Difícil olvidar los caos generados en la juventud.
Más difícil aún, describir la transfiguración en la cara de mi viejo. Habría que imaginarla porque no creo que me asistan las palabras para transmitir la verdadera sensación de pánico que sentí en ese momento. A la par de un grito militar turco que ordenaba tregua, se apagaron las risas de los chicos y cayó inerte el último bebé de limón.
Sé que mi viejo, aunque nunca me lo dijo, hubiera querido patear cuanto culo de 13 años encontrara en la fiesta, pero por primera vez en la vida lo vi tomar una actitud increíble y acertada para sus propios propósitos. No los míos, claro.
Simplemente desapareció, para reaparecer pertrechado para un combate que ya teníamos perdido con el grito. Fue a buscar el arma más sofisticada que podía utilizarse en tales circunstancias. El pijama.
Calmados los ánimos juveniles, vimos aparecer a mi viejo enfundado en su pijama, enchufar la manguera a la canilla y darle de beber un poquito de agua a su hijo preferido, que acababa de pasar por un trauma. Tal cual el vasito de agua que nos traen los papás a la cama cuando tenemos una pesadilla.
Mis ojos grandes como dos ducados de oro, no salían de su asombro.
Imagínense!!!! Un padre empiyamado empuñando una manguera en el medio de tu fiesta!!!
A partir de allí, la fiesta se fue apagando de a poco, los padres fueron llegando, los chicos saliendo y yo entesado por la sorpresa, pero sabiendo que el horno no estaba para boyos, me quede esperando este momento para poder contarlo.
Ese invierno, seis meses después de mi fiesta, el limonero enojado desde el atentado a sus frutos, no dio limones, pero lo olvidó y nos perdonó al otro año, previos amorosos cuidados de mi papá.
Los hogares, tienen y guardan historias y misterios para siempre. Yo creo que si en un hogar hubo felicidad, seguirá transmitiéndola eternamente y yo en ese hogar y en ese jardín, todavía hoy, soy y vuelvo a ser feliz.
Tengo la suerte de poder ver todo de nuevo cada vez que me lo propongo y tengo el placer de poder vivir las cosas lindas de mi vida.
Entre los misterios que guarda mi casa, hay uno que solo podré resolver el día que me reencuentre con mi papá.
Voy a preguntarle porque, el día que volvimos de dejarlo para siempre en Bancalari, el cardenal, el jilguero y el canario yacían muertos en sus jaulas… y porque un mes después, el limonero se quedo sin hojas, sin frutos y con su madera tan seca como quedaron nuestras bocas.
Sé que cuando te extraño, te encuentro como una brisa suave y cálida que pasea por el jardín de casa, y que trae el trinar de tus pájaros… y el cítrico perfume de los azahares blancos del limonero en septiembre.
Quiero contarte que plante un limonero mío en el jardín de mi casa del country y que le puse tu nombre. Felipe. Y si bien no me animo a las jaulas, disfruto mucho cuando los pájaros libres se posan en sus ramas, a cantar.
Ah!!! Y no te preocupes por lo del pijama, hoy ya me hace reír....
7/04/12
Conesa 840
Como escribiste: "andá 15 minutos antes al laburo y escribí..."
Así lo hice, es sábado 9 45 de la mañana y no sé si dará el tiempo, pero lo intento.
No estoy seguro si nací en Conesa 840, mis hermanos mayores me ayudarán, pero hasta mis 14 años TODO ES Y SERÄ Conesa 840 dto. “H” y luego Dto. “H” y “G”, Talmud Torá, club CHALOM, tíos y primas Chara a la vuelta en Palpa, Estercita, Jabipico (N de la R: asi llamaban algunos amigos a Gaby) a la vuelta en Zapiola, con ventana a la calle (a Gaby no lo veo en esa imagen). El tío Alberto Benveniste y tía Alicia a 2 cuadras, en Conesa.
También los Tarica en Federico Lacroze y el Bar Colegiales, a metros y frente a la querida estación de trenes.
Alicia (de Haim), Cuqui y Silvia, una mesa de timba a través de la ventana; Alegre, Perla, Alicia y Rosa de Moshé Hason jugando a la canasta los sábados de tarde
El colegio O’higgins donde recordábamos al entrar de mañana que EVA PERÖN pasó a la inmortalidad mientras yo aprendía a amar a las chicas (había más chicas que varones)
Pena me dan los que fueron al CONDE.
Federico Lacroze, ALJADEFF y queridos primos, buzón en Federico Lacroze y Conesa que nos esperaba casi todas las noches de actividad social a Ricardo y a mí para filosofar durante un buen rato.
General Enrique Martínez, casa grande, patio, MARILU, Raúl, Mónica están todos allí en mi memoria fotográfica,
Mamá MICHA, amiga de la juventud de mi madre; el abuelo ASHER Aljadeff patriarca de toda la tribu en la calle Amenábar 770 dónde confraternizábamos con todos los primos algo menores en todas las fiestas.
Es que todo eso es Conesa 840 mi primer hogar…. el auto Hudson del 37 de mi papá, en la puerta, Gregoria la encargada que fue hospitalizada un día porque le explotó un sifón de soda que dejaba el repartidor.
El almacén de l esquina donde íbamos a comprar medio quilo de azúcar y que un día tenía un cartel en la puerta
"CERRADO POR AGIO Y ESPECULACIÖN"
La bicicleta Bianchi que mis padres le trajeron a Jaime en un viaje en 1954, el conducía y yo sentado en el caño hacíamos incursiones fuera del Ghetto Colegiales y nos “aVENTURAMOS” (cosas de mi hermanito, el de las ideas progresistas) hasta Av. Los Incas, a visitar a Marga, Rosita y Carlos…. Los Misrají, porqué vivían TAN LEJOS? Graciela no está en la imagen primaria, cuestión de edades.
Hasta llegamos en Bici hasta Tronador, casa de Rosita Avzaradel, qué osadía...
Y paro aquí.
Volví a vivir algunos episodios, están tan claros y no sé por qué pero me producen un nudo en el garón
Gracias por hacerme vivir este momento tan íntimo.
13/04/12
Conesa 840
Hola Gabi, excelente idea, el avak (por no decir pol… es grande)
Conesa 840, esa es la dirección.
Nada de Libertador, Cabri, Canal de Suez, Ein Zivan en el Golán, Arad en el Neguev, Conesa 840 es como un código que aunque ya paso, dejo su marca en la conciencia mucho mas que cualquier historia de todo tipo que haya pasado.
Después del nacimiento de Graciela, mi hermana, en Rosario, papá cerró su negocio en una importante esquina en el centro y partieron a Buenos Aires, al barrio de Colegiales, y alquilaron el departamento H en Conesa 840 y poco después yo nací.
Menos de dos años después nació Oscar y ya nos hicimos compañía.
En el piso de arriba vivían dos hermanos Pascualini.
El hermano casado y una hija Gracielita con la que tenemos contacto cada tanto, y la hermana del padre con la que mis relaciones eran como de una tía y amiga.
En general las relaciones en el departamento eran como de una familia, mejor relacionados o menos…Jardín de infantes y el primer grado los pase en el Instituto Langue Ley, Canning y Las Heras, y después volví al barrio con la gran ventaja: en el colegio de Conde conocí a los compañeros, que algunos de ellos son hasta hoy, y un amigo del alma Raúl Pessaj.
De tarde nos encontrábamos y sentándonos en la vereda y a voz de cuello cantábamos canciones Latinas y especialmente mejicanas… (Raúl fue un visionario?)
Las caminatas al colegio de mañana….350 metros con esos tremendos valijones llenos de libros que aunque no los necesitaras tenias que llevarlos, nos reventaban los brazos y espalda.
En la calle Palpa, sobre la misma vereda, vivían los Chara y allí pasábamos el tiempo sin salir a la calle jugando con Raquelita y más tarde Leonor.
La tía Rica Chara también fue la encargada de ver que se hacían los deberes en el tiempo que mamá y papá estuvieron en Europa, esa época dejo su marca positiva en nosotros tres hasta hoy
En la casa de Raúl (los Pessaj / Micha) jugábamos o hablábamos Marilu, Raúl y yo.
Un día llego el auto de los Pessaj con una nueva hermanita, Mónica.
No de porque, pero me salio de la boca la siguiente frase, que escuche en algún programa de radio: "Nadie se mueva! Es para mi!"… y para mi sorpresa, fue lo que paso.
Fui al auto tome la cesta con la bebita adentro y ya afuera vinieron todos a "ayudarme".
Los autos siempre me atrajeron, y siempre conseguía la forma de entrar a alguno; de mi papá, de mis tíos Aljadeff, de mis tíos Ventura.
Después que a los doce me fui a pasear por el barrio durante una hora con el Chevrolet de mi papá que casi no llegaba a los pedales y miraba por los huecos del volante.
Había una barra en el barrio de unos 5-6 que me acosaban, perseguían y hasta me pegaban.
Un día iba para el dentista cerca de lo de Cuqui y me agarró y yo callo, "Judio de mierda" y me escupio.
Ya no vi nada, salte hacia él solo, uno de ellos encima.
Los golpes que recibimos uno de otro, parece que en el balance los que el recibió fueron mas convincentes ya que desde entonces nadie mas me tocó.
En la época de poliomielitis, subíamos al Puente de la estación Colegiales y esperábamos que pasara una locomotora a vapor y una barra de chicos que estábamos allí por segundos desaparecíamos de la visual.
Nunca supimos de que "Universidad" salio ese "remedio".
De tarde iba a la Chalom, primero en la casa que estaba pegada al templo y más adelante en Cramer "De Lujo".
De allí tengo muchos recuerdos, por ejemplo: en el `56 vinieron dos oficiales de Tzahal a recolectar dineros. Ellos, uniformados, estaban parados en la entrada del club hablando con alguien y yo como "sin darme cuenta" roce el brazo de uno de ellos.
La emoción que me acaparo movilizo en mí los sentimientos más profundos los que no necesitaron de allí en adelante "sheliaj".
Cuando nos mudamos de casa a Palermo, ya me aleje de Colegiales y Chalom, aunque buscaba algún marco para sentirme cerca de "mis ancestrales raíces"
GRACIELA MIZRAJI DE ALJADEFF
(a) JEINIT
9/04/12
Av. de los Incas 3457
Me ganaste por cansancio, amigo, cuando pediste que escriba solo unas pocas palabras sobre mi casa.
Si es esa, Avenida de los Incas 3457.
El problema es que es imposible resumir en pocas palabras toda una vida. Llamada “Mi sueño “, que fue el de mis padres, es indudablemente, el lugar mas significativo de mis 21 años de vida en Baires.
Allí nací, allí crecí, allí me enamoré y allí me case.
Hasta que nació Igal , que nos mudamos a un departamentito por unos meses antes de hacer Aliá , allí vivimos todos los momentos ( gratos y tristes ) no solo de la familia , sino que creo fue el centro de reuniones de los diferentes grupos ( nos turnábamos con mis hermanas para invitar cuando no se podía en Chalom )
Recuerdo perfectamente los dormitorios, en el primer piso, el mío, que compartía con mi hermana Rosa, y que posteriormente, cuando nos casamos, juntamos las camas y tratamos de convertirlo en el lecho matrimonial. Aunque Ricardo trato de atar los colchones, con muy buena voluntad, pero siempre se caía en el medio por un agujero que se formaba en la unión de los dos colchones.
Al lado, el dormitorio de mi hermana Marga, que a veces yo usaba para hacer deberes.
En frente, había una habitación grande para huéspedes, con un gran balcón que daba al jardín.
Allí vivió primero mi abuelo Isaac y luego mis abuelos Víctor y Rosa, padres de mi mamá, cuando abandonaron El Chaco y vinieron a Buenos Aires.
A mi abuelo Isaac lo atendía el Doctor Aljadeff (mi suegro), y cada vez que yo escuchaba que lo llamaban, corría a vestirme y a arreglarme, con la esperanza que viniera acompañado de su hijo menor, Ricardito
No siempre ocurría, pero siempre era una posibilidad
El dormitorio de mis padres estaba en la otra punta de la casa, tan alejado, que cuando yo lloraba, hasta que venia mi mama, yo paseaba por toda la casa (era sonámbula), bajaba la escalera con los ojos cerrados y me pescaban a punto de salir a la calle.
Más cerca estaba el dormitorio de la empleada, Soledad y su hija Susanita, que también nació allí y por eso ella siempre venia a rescatarme. Abajo, el comedor diario, donde veíamos televisión, la cocina enorme donde comían las empleadas y a veces yo, que desde chica me revelaba contra esa insólita discriminación y cuando no estaban mis padres, les pedía que comieran con nosotras.
Del comedor diario se salía a un hermoso patio andaluz , que fue testigo de todas las votaciones y decisiones de la Tnuá y en el cual se hallaba una piedra tallada con el verso de Martín Fierro , que mi papa nos repetía casi todos los días : “Los hermanos sean unidos , por que esa es la ley primera , tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea , porque si entre ellos pelean , los devoran los de afuera “
El patio se comunicaba por un lado con el garage, donde organizábamos los campeonatos de ping-pong, y por el otro, con un enorme salón, con la chimenea y el escritorio de trabajo de mi papá, que nunca logre entender para que lo necesitaba si estaba todo el día en el negocio...
Por la cocina se bajaba a un sótano en el cual guardábamos cosas viejas y a veces nos escondíamos si entraba algún perro.
Y por ultimo, el inmenso jardín con la pileta, la hamaca y el quincho donde disfrutábamos los asados de los domingos, junto con mis tíos y primos que posteriormente construyeron la casa de al lado “mi esperanza
Creo que muchos de ustedes se acuerdan de esos domingos de pileta en casa, con juegos cantos y demás diversiones, tiempos que no volverán
Dicen que los recuerdos traumáticos son los que quedan grabados eternamente en la memoria de cada persona, y allí, en mi casa, sucedieron
Dos y por siempre los recordare: 1 cuando se ahogo en la pileta la hermana de la muchacha, Inés y 2 cuando entraron ladrones
La primera, recuerdo era un día de semana cotidiano, tranquilo y hacia 10 minutos habíamos terminado la clase de natación. Soledad pidió permiso a mi mama para que Inés, su hermana, una jovencita de 16 años, se metiera en la pileta, sin previo aviso de que no sabía nadar.
Mi mamá, por supuesto acepto.
Nosotras jugábamos muy divertidas con la pelota. Ella entro y lentamente empezó a caminar para el lado de lo hondo. Cuando nos dimos cuenta, ya no había absolutamente nada que hacer. Salimos gritando y pidiendo ayuda, pero era demasiado tarde. Creo que por mucho tiempo, nadie más se metió. Mi último recuerdo en pileta, es de un domingo 1 de febrero, cuando sentí las primeras contracciones de mi primer embarazo
La segunda vivencia traumática ocurrió una noche de mucho calor, la ventana de mi dormitorio abierta de par en par.
Por allí entro un ladrón.
Mi hermana se despertó, pero no atino a abrir la boca. Ella contemplaba desesperadamente como el intruso se acercaba a mi cama y trataba de retirar las sabanas.
Yo, profundamente dormida, en un momento estire la mano y toque la cabeza del ladrón que estaba arrodillado entre las dos camas.
Pensando que era un gato, me levanté rápido por el otro lado y corrí a prender la luz.
Del terrible grito que pegue cuando lo vi. levantarse y venir hacia mi, creo que el se asustó mas que yo y se escapó sin atinar a hacer nada.
Bueno, esos son en “pocas palabras” mis recuerdos .Cada año que viajo a la Argentina no pierdo la oportunidad de sacarle una foto a mi casa.
En unas de mis visitas entre con mi hija y mis sobrinos a un recorrido guiado. De repente, me pareció que habían cambiado las dimensiones, todo era mas chico.
La dueña de la casa se ocupo de pedir los planos originales y reconstruir todo tal cual como era antes. Hasta trajo un cura para bendecir la pileta. Fue muy emotivo, lloramos juntos y revivimos en la misma escalinata los momentos pasados.
Gracias Veo Veo por darme la posibilidad de compartir estos recuerdos
9/04/12
Conesa 473 PB y 1°B
Sin haber visto este mail, me disparé con esto.
Como escribir en un mínimo orden los años vividos en Conesa 473, desde mi nacimiento hasta si mal no recuerdo 1966, es decir 14 años.
Yo nací en la Planta Baja, en el departamento que daba a la calle y del cual se ven las ventanas.
No tengo recuerdos de ese departamento., y no recuerdo a que edad nos mudamos al 1° B.
Primer piso por escalera, edificio de 3 pisos, 3 deptos por piso, y en el 3°piso vivía la portera.
Había un lavadero, un patio chico con baulera que daba al frente del edifico, y tenía unas ventanitas desde donde se veía la calle.
Pero lo más emocionante de ese edificio, era la terraza que daba al contrafrente mirando en dirección a Cramer 450, A.H.A.S. CHALOM, apenas tapado por algunos pocos árboles, y a donde yo subía para ver que estaba pasando en la CANCHITA, y a veces gritando, llamaba a algún conocido.
Los fines de semana era ir y venir a Chalom muchas veces, sólo había que dar 1/2 vuelta manzana, ya sea por Maure, pasando por la puerta de muchas casas lindas, o por Jorge Newbery, pasando por la puerta de muchos edificios, todos parecidos, similares al de Conesa 473.
Creo poder asegurar, sin haber hecho un relevamiento preciso, que muy pocas casas o edificios de esa manzana, cambiaron.
Más allá de seguir contando recuerdos de Conesa, antes que se me vaya de la cabeza quiero contar algo que me pasó hará 7 años: Pasaba con el auto por la puerta de Conesa 473, y veo la ventana abierta del depto. que da a la calle, y donde vivíamos desde que se casaron mis viejos.
Estaciono el auto, voy hacia la ventana, hacía calor, me asomo, y había un matrimonio joven tomando algo, y mirando por la ventana, miro hacia adentro, con caradurismo, y saludo cordialmente, el tipo, en cueros y con shorcito me saluda en un español no argentino, de otro país latinoamericano.
Le cuento que yo vivía ahí, sale a la calle y nos ponemos a charlar.
Le cuento mi historia en esa casa, tanto en la Planta Baja “A”, como en el 1° B, y me dice que si quiero puedo entrar a visitar el edificio.
Le planteo que como me deja entrar si no me conoce, y me dice que no se puede vivir desconfiando de todo el mundo.
Acto seguido entramos al edificio y me pregunta si quiero entrar al departamento del 1°B, no entendía nada, le digo que claro, que me gustaría, pero…….”no te preocupes, tengo las llaves”, me dice, “el dueño me las deja cuando se va”.
Y es así que subimos la escalera tipo caracol, con cada escalón, ancho en el lado izquierdo y angosto en el derecho, y el pasamanos donde acostumbraba a bajar resbalando.
Llegamos al 1°B, el pasillo, las puertas, todo más chico…o mejor dicho, yo más grande.
Me hace entrar al depto., me temblaban los pies, recuerdo que salvo la cocina chiquita que estaba reformada, el resto, comedor, 2 dormitorios, baño, parqué, y placares estaba iguales.
Estuve 5 minutos, mirando todo, queriendo recorrer cada cm cuadrado de pared, pero me parecía que estaba invadiendo algo ajeno, pero que fue mío, mi infancia estaba ahí, salvo la cocina modificada, agrandada, aprovechando el pasillito que daba a la puerta, el comedor, dormitorios y baño estaban igualitos, faltaba el ruido de la locomotora que pasaba por la puerta de Chalom, los banderines en la pared de mi pieza, las 2 camas “señoriales” (una abajo de otra) donde dormíamos Marcelo y yo.
Luego me llevó a la terraza, obviamente con barandas “más bajas” que cuando yo vivía ahí, y el escenario de la canchita del Club, algo cambiado por la disposición de los árboles y por el club mismo, pero mi cabeza estaba en cada pedacito de Conesa.
Yo le iba contando a mi amable anfitrión, que había en cada lugar que no se veía, demostrándole que conocía cada parte del edificio palmo a palmo.
Cuando me fui no sabía como agradecerle, y el no entendía mi alegría y mi emoción.
Sé que este relato no aporta mucho a los objetivos de este “veo veo”, ya escribiré, presión mediante de Gaby, un 2° capítulo con la consigna de este veo veo, pero me vino esto a la cabeza y quería compartirlo, ya que pienso que no es fácil y/o probable que uno hoy pueda entrar a un departamento donde vivió su infancia.
10/04/12
Palpa 2930 2° Piso
Gaby cuando me case viví casi 2 años con mi suegra y con mi cuñadito.
Después me mude a Palpa 2930 piso 2 sin ascensor.
2 habitaciones 1 baño y una cocinita y un hermoso balcón, mucho sol, demasiado, y ahí vivimos 10 años con 3 hijas adorables y una muchacha todo este tiempo sin teléfono ni celular y después no fuimos a Belgrano con 3 dormitorios sala ante sala comedor pero 2 años sin teléfono.
A mis 87 años agradezco todo esto todos los días.
Gaby que linda la foto.
Igual a veces paso por ahí.
Te cuento que en esa época mis hijas jugaban en la calle con toda tranquilidad, media colectividad vivía cerca, en principio del templo y del club.
En aquellos tiempos empecé a tener la costumbre de invitar a la familia para los eventos.
Gaby yo escribo con vos como si fueras un sobrino mas que perdona algunas de las sensiblerías que escribo.
Teníamos la panadería famosa, el mercadito, la lechería, la ferretería famosas todos.
10/04/12
Zapiola 979 Dto 2
Creo que no me sumé antes a este veo veo porque me da mucha nostalgia, pero ante tu reclamo aquí van unas líneas.
Ya vi, disfruté y me emocioné con el veo veo, pero que más puedo agregar a tu foto de Zapiola 979 Dto. B?
Nosotros vivíamos en el Dto. 2
Allí fueron a vivir mis padres cuando se casaron, con 16 y 25 años. Son tantos recuerdos!!!!
Estaban pegados nuestros departamentos y como ustedes tenían teléfono a mi mamá la llamaba la familia de Uruguay y tu mamá golpeaba en la pared para avisarle.
Era la época que podíamos jugar en la vereda. Ya no se ven chicos jugando, Internet los atrapó, no saben lo que se pierden.
Nosotros compartíamos los juegos en la vereda, nuestras madres el cafecito hecho en el cezvé, las delicias de la abuela Rebeca y también los miedos... yo también le tenía terror a Escofone vestido de Boy Scout y más a las gitanas. Siempre con la mirada del portero Don Roberto, a quién pedía ayuda mi mamá cuando no tenía fuerzas para abrir algún frasco.
Por suerte podemos seguir pasando por la puerta y ver donde nacimos, ya que las casas las han refaccionado a todas, queda la del Dr. Schiavi, hicieron duplex en el almacén de la esquina de Don Esteban y ya no hay viejitos que sacan la silla a la tardecita.
La última que están cambiando es la que usabas para apoyarte con la bicicleta.
11/04/12
Federico Lacroze 3065
Federico Lacroze 3065, esta dirección encierra los primeros años de mi vida, esta casa esa, porque ya no existe, (el progreso la destruyo), mas o menos como lo detallaré: a los costados de la puerta de entrada, estaban las chapas de bronce, que decían, Dr. Jacobo Aljadeff, medico cirujano, otra cardiólogo.
Entrando había que subir una escalera, otra escalera, y llegamos al vestíbulo, donde esperaban los pacientes de papa, a éste, salían las puertas del consultorio, escritorio, comedor bueno, la entrada al corredor y a un patio interno, y en el techo una claraboya que salía a la terraza.
Del corredor: a) mano izquierda el comedor de diario, el dormitorio de mis viejos, el nuestro y la escalera para subir al dormitorio de las mucamas (en general 2) la alacena, el lavadero y la escalera para la terraza, b) a mano derecha, el baño grande, el ventanal, el baño de las mucamas, la cocina y dentro de esta la carbonera.
Debajo de la escalera que me referí antes, estaba el cajón de las herramientas que contenía, un martillo, una pinza, una tenaza y un destornillador.
Así más o menos era la caja de mis recuerdos pero lo importante, son las vivencias.
En el corredor jugaba a la pelota con Ricardo, mi hermano, amigo y compañero y a veces hacíamos tanto ruido, como cuando de un pelotazo, rompimos un fluorescente, o la pelota o el martillo golpeaban en la puerta que daba al vestíbulo.
Más de una vez, papá tuvo que dejar el consultorio, para venir a ver lo que pasaba y recibíamos un reto.
Los recuerdos son tantos que en cada instante me saturan el bocho y no se cual escribir primero.
Como cuando papá me iba a vacunar contra la polio, y ya tenia la jeringa preparada, me subí arriba del ropero y no quería bajar por nada.
Travesuras diarias que si me pongo a contar, no tengo cuando acabar (ups!! Martín se coló).
En esta casa festejamos despedidas aniversarios y cumpleaños, como los `15 de Rita (Riquita mi querida Hermana) y mi bar mitzva, en el cual la lluvia torrencial, tranformó las escaleras en una catarata, sin exagerar.
Todos los viernes a la noche, teníamos un invitado, amigo de papá Eduardo Francisconi, que cuando llegaba decía shabat shalom.
El comedor de diario, esa la habitación donde se reunía la familia, allí comíamos a diario.
Estaba la heladera, el teléfono 76-2279 que atendíamos "consultorio del Dr. Aljadeff" y teniamos que anotar las llamadas de papá.
También había un placard enorme y un escritorio con cajones, donde guardábamos las laminas de “Billiken” y “Mundo infantil”.
Mamá recibía “Para ti” y yo también “Hobby” y papá el diario “La Prensa”
Allí mamá cosía, a maquina o a mano y en invierno la estufa “Volcán” a querosén nos calentaba.
Entre los regalos que recibía papá, una vez le mandaron un chivito de Córdoba, vivo, y lo tuvimos en el patio, hasta que termino en el horno.
Para todos mis cumpleaños me mandaban un pavo que llevábamos a un horno de la panadería Álvaro para hornear.
Los vecinos, en la casa de abajo, vivía una familia alemana, Don German que tenían una peluquería, a la que acudíamos; vivía con su esposa, la hija Carmen y el hijo Buby, el esposo de Carmen, Emilio trasladaba películas de un cine a otro con su moto (preguntar a Oscar Benveniste)
Sobre Federico Lacroze, a dos puertas para el lado de Freire, había unos departamentos, que salían a un comedor común, allí vivía mi amigo Carlitos Sansegundo, que cuando empecé a ir al colegio de Conde, segundo grado de antes , tercero de ahora, me acompañaba.
Cuando pasaron algunos años, yo les ayudaba al padre y a el a limpiar el corredor de los departamentos y a lijar cajones que vendían. Con ellos fui por primera vez a la cancha y en camión
El vecindario: solo la cuadra y me referiré a los de la Cole, en la esquina de Federico Lacroze y Freire, estaba la tienda “Venus” de Franco y su hija Rita y en la vereda de enfrente, estaba el negocio de Chami.
Cruzando enfrente la tienda "Los Muchachos".
Para el lado de Zapiola, el zapatero remendón Avzaradel, la casa de Rubén Teliasy y por allí, los Aljanati.
El que quiere mas detalles, que me llame por teléfono
12/04/12
Virrey del Pino 2353
Ciudad de la Paz 2941
Allí nací y viví hasta los 12 años. Era una casa linda, cómoda pero no muy grande, con 2 dormitorios y un comedor (allí dormía Dany cuando Eli nació) y aunque a veces, para una familia como la nuestra, la casa nos quedaba un poco chica, nunca sentimos que nos faltaba espacio para jugar.
Pero seguramente mis padres no pensaban lo mismo, y en el 1961 nos pasamos a la casa de Ciudad de la Paz, que muchos de ustedes alcanzaron a conocer.
Esta era una casa mucho mas amplia, con lugar para todos.
Yo por ser mujer, recibí una pieza solo para mí, y mis 3 hermanos dormían juntos en una habitación muy grande.
Pero lo mejor de la casa era el patio, rodeado de un jardín. Recuerdo que cuando apenas nos mudamos mi papá nos dijo que nosotros teníamos que hacernos cargo del jardín. Para eso lo dividimos en 4 grandes parcelas, que cada uno de nosotros debía cuidar
Teníamos rosales, un limonero, una enredadera que cubría toda una pared y muchas flores y plantas.
Al principio, tanto mis hermanos como yo, nos esmeramos mucho sacando yuyos, hojas secas, y cuidando que no hubiera hormigas. Pero, poco a poco, como era de esperar, el entusiasmo comenzó a decaer y hubo que llamar a un jardinero.
En las noches de verano acostumbrábamos a sentarnos allí toda la familia, y mientras mi papá regaba las plantas nosotros disfrutábamos del aire fresco y el aroma que desprendía la tierra mojada.
El patio era también el centro de todos nuestros juegos.
Jugábamos a la pelota, a la rayuela, a saltar a la soga, y en las vacaciones de verano, Dany había inventado un juego que llamamos "patinadas" y consistía en mojar el piso del patio, y corriendo sobre él descalzos patinábamos hasta caernos.
Tuvimos una infancia muy feliz, nos sentíamos muy libres, y mis padres, (especialmente mi mama), jamás nos prohibían nada.
Por ese patio, pasaron también una serie de animales, un perro, 2 tortugas, 2 teros, un loro y una jaula con pajaritos cantores.
Otro de mis recuerdos es la cena de la noche Shabat.
Todos los viernes, acostumbrábamos a ir con mi papá al templo, y luego cenábamos todos juntos en el comedor grande.
Era una oportunidad para estar todos juntos y poder hablar sobre los estudios o lo que habíamos vivenciado durante toda la semana.
Mi papa aprovechaba siempre para explicarnos algo nuevo, era lo que mas le gustaba, y por lo tanto lo hacia con mucho entusiasmo, aunque nosotros no le hubiéramos preguntado nada.
Cuando entré en la tnua, mi casa se convirtió en un lugar muy atrayente para los dirigentes del movimiento sionista ya que siempre recibieron todo el apoyo y la ayuda de mi mama, que veía en el sionismo la mejor solución para el judaísmo.
Nunca pude comprender muy bien de donde nació en ella ese ideal tan profundo hacia Israel, pero lo cierto es, que en casa el "ambiente sionista" se sentía siempre.
Por esa razón, mi casa fue siempre un lugar libre para todos los javerim, y yo disfrute de esos años sin que mis padres me impidieran participar de ninguna actividad, como a veces ocurría en otras familias.
En junio del 1967, después de la guerra de los 6 días, hicimos aliá, toda la familia junta. Y pese a que durante meses nos preparamos para ese gran paso, sentí mucho dolor de tener que despegarme de mi casa y separarme de la gente y de las cosas que me acompañaron toda mi vida.
En cada lugar de la casa quedaban grabados… tantos recuerdos!! .
Por eso, cuando después de 26 años volví por primera vez a Buenos Aires para visitar a la familia, pude entrar en ambas casas y sentí que otra vez las paredes hablaban y me llenaban de emoción.
Fueron muchas las vivencias que tuvimos en nuestra niñez, y la mayoría de ellas también inolvidables, ya que hasta el día de hoy, seguimos compartiéndolas con mis hermanos.
A veces la conversación nos lleva hasta el pasado para evocar alguna anécdota y entonces…entre una sonrisa y un aire de nostalgia , tratando de refrescar nuestra memoria, surge siempre esa misma pregunta : y vos …"te acordas cuando….."
REGGIE SORIANO
01/05/12
Maure 3292 PB Dto. 1
Viendo algunos de los veo-veo me entró una nostalgia!, y te digo que además me quedé muy mal porque evidentemente es una etapa que traté de
meter para adentro, pero recuerdos tengo muchos y afloraron con total nitidez, la tarde de ayer fue dura, pero vamos mejor.
Me acuerdo mucho del colegio que era el Bernardo O'Higgins, al que otros también fueron. Y me acuerdo mucho porque sufrí mucho porque era extranjera y en esa época no era algo común y además judía que tampoco era común y mi mamá no hablaba bien el español (era como Samy David Juniors)
Y como revancha estudiaba mucho para ser la mejor y fui finalmente en séptimo grado abanderada y me gané un premio por la composición de San Martín.
Pero al lado de todo eso tengo recuerdos muy lindos, allí conocí a Raquel Srugo (hoy de Tarica) en primero superior y nos encontrábamos todas las mañanas en la esquina de Federico Lacroze y Martínez e íbamos caminando a la escuela y llevábamos una bolsita con queso cortado (no jamón) para poner en el pancito que nos daban a media mañana, que era de Alvaro y para Pesaj mi mama nos hacía una especie de masitas con harina de matzá.
En los primeros años nos sacaban en la hora de religión y salíamos con Raquel y un chico que no me acuerdo como se llamaba.
Bueno como ves hay recuerdos y el otro grande es del club Chalom donde pasamos gran parte de nuestra infancia y adolescencia
también de mi casa de Maure y Martínez,.. Maure 3292 PB DEPTO 1, donde mi mama hacía todos los viernes boicos, muy temprano y como daba olor abría la puerta de la cocina que daba al pasillo y a medida que la gente bajaba de los otros pisos por la escalera y olían le golpeaban la puerta y le decían "que rico olor!, qué está haciendo Sra. Soriano? " entonces, mi mamá tomaba una servilletita y les ponía un boio a cada vecino.
El viernes era especial porque venían sus amigas a jugar a la canasta y venía, a veces, tu mamà.
Hace un tiempo pasé por mi casa y la cuadra cambió mucho, la única casa que quedó en pie es nuestro edificio, todo lo demás cambió, lo remodelaron y esas cuadras que caminábamos por Maure hasta llegar al club son imborrables, si hablaran........
Bueno Gabi, no sé si esto es publicable, si no me di el gusto de contártelo y en el próximo veo-veo me anoto
Un beso grande a vos y a todos los que participan ah! y ayer no lo dije pero tengo 68 años, soy del 44 y llegué a la Argentina en el 48.
8/05/12
Querida Reggie:
Habrás de saber que el "chico" que esta con ustedes en la hora de Moral era yo.
Recuerdo que nos sentábamos en una calesita que estaba a la entrada del colegio, junto al jardín de infantes.
Me acuerdo que contabas de tu vida en Egipto. Ese año todos los días escribíamos en el cuaderno al lado de la fecha, “Año del Libertador Gral. San Martín”
En segundo grado me pase al colegio de Conde
25/06/12
Me da mucha alegría tener noticias tuyas Reggie y en ésta calle de los recuerdos revivir tantos momentos compartidos de adolescentes.
Cómo no recordar a tu familia, a tu mamá Rosa, amiga tan especial de mi mamá.?
Un abrazo grande querida amiga.
ESTER BENHABIB
15/06/12
Zapiola 979 PB "B"
Zapiola 979 cuantos recuerdos!!!
De pequeña mis muñecas con Rita y Beatriz Filomeno mis entrañables vecinitas y paseos con ellas a la quinta de San Miguel.
Los fines de semana en el club Chalom dado que en la semana ocupada en el colegio Lenguas Vivas, mi maestra particular de ingles Reginita Menache y muchos deberes.
Viajaba todos los días a Esmeralda y Sarmiento, en la primaria, en colectivo de la escuela. En la secundaria, en tren y subterráneo.
Puede ser que ello me predispuso en la vida aun ya mayor a no asustarme de las distancias.
Recuerdo las Revoluciones donde mi papa o mis tíos venían a salvarme a la escuela y me llevaban a la camisería donde mi padre y mi tío tenían una fabrica de camisas y yo me divertía con las telas y retacitos.
En la secundaria era mas interesante pues formábamos un grupo con los muchachos del industrial entonces cantábamos y nos reíamos.
Un día se decreto paro general y el tren paro en Belgrano R y no había celulares... entonces una amiga me ofreció llamar a mis padres de la casa de su tío que vivía cerca.
Cuando llegamos a la casa del tío había mucha policía puesto que el tío era AlfredoPalacios... así que volvimos caminando.
Cada feriado era mi integración al judaísmo... mi gimnasia con Moisés Hara... con mi amiga Marilú jugábamos en el negocio de la mamá de pequeñas
Una vez fui a un concurso de preguntas y repuestas el jurado: Ricardo Galante, Benghiat, y Mario Soriano. Que sorpresa tuve... me gane el primer premio!!!
Luego de de jovencita los asaltos…Que bailongos amigos! las pizzas en la Boca y nuestros paseos por los Rosedales
Zapiola 979 tenia una ventana que me comunicaba con el heladero, el frutero italiano y con Jaime Berro y otras personas.
Y algo que me influenció en la vida fueron los abuelos con quienes pasábamos los 2 meses de vacaciones en Mar del Plata con toda la familia y nos encontrábamos con toda “la cole”
Mi hermano súper travieso y sus cómplices amiguitos
Zapiola me fue una etapa de vivencias como el tren la Abuela Rebeca y sus delicias culinarias.
Hasta pronto
Ciudad de la Paz 3157 (casa)
Que tal Gabriel!!!
Acá te mando recuerdos que fueron fluyendo de mi baúl.
Parecía que no tenía tantos y de golpe van aflorando.
Tengo que agradecer a mi primo Raúl quien me dio la oportunidad de reencontrarme con todo este mundo, tan guardado en mi corazón.
Si bien yo soy de la camada de Mónica, mi prima, hermana de Raúl al ir pensando en esos años aparecieron personas que si bien no eran mis amigos tuvieron conexiones con mi vida,
Hace unos años, en un seminario de psicoanálisis lo vi a Moti Benyacar (no se bien como se escribe el apellido) luego de finalizado el evento me acerque y hablamos. Él no sabía quien era yo, si me reconoce por mi apellido, pero él o su hermano Quique, me llevaban en algún campamento de Monte Grande, (La Paz) en sulky junto con otros compañeros...Que divertido!!!
Bueno hasta aquí llegué
Este era mi hogar; allí me crié y mi casa siempre fue medio "la casa del pueblo" llena de amigos, de primos, de compañeros de los coles.
A dos cuadras vivían los Aljadeff.
Mi amigo era Gaby, con quien compartía el club y el colegio de Olleros.
Muchas veces iba yo a su casa y recuerdo que Chola (su mamá) y Riquita, se quedaban charlando conmigo.
Hoy yo vivo al lado de donde vivía o sea que paso siempre por la casa de ellos y me trae recuerdos de mi infancia.
Si bien yo no pertenecía al barrio de Colegiales, muchas veces cuando voy en colectivo 168 o 184 voy pasando por las calles de los alrededores de Chalom….Conde ,Zapiola, Conesa, etc. …y recuerdo que íbamos con González ,el chofer del micro que nos llevaba al cole que estaba en Olleros.
Sofía, la hermana de Itzik, el esposo de Marilu, mi prima, era la celadora del transporte escolar...pensé que no recordaba tantas cosas y sin embargo me van fluyendo recuerdos espontáneos y agradables...
Cariños.
Giribone 632 – 1° Piso Dto. A
Federico Lacroze 2367 – 1° Piso Dto. B
Hola Gaby!
Me alegra mucho saber de vos, mil gracias por tus expresiones que son recíprocas también de mi parte.
La situación en todas partes por donde mires realmente es un "dolor de cabeza" globalizado.
Así las cosas, es bueno mirar un poco qué es de nuestras vidas y recordar a aquellos que estando cerca o lejos en la distancia, forman parte de nuestro propio ser allí donde estén.
En el cumpleaños de mi tía Mary Berro (sus 80), te vi en el video con tu saludo para ella y me parecía ayer que había estado en tu casa, en lo que para mí fue un hermoso encuentro. Como pasa de rápido el tiempo, fue en el 2000, hace casi doce años ya.
Respecto del Veo Veo, opino que es un blog que tiene mucho significado en cuanto a las raíces personales y al derecho a la memoria que tiene todo aquel cuya gestación e infancia estuvo ligada a una historia tan entrañable.
Vi que hay varias entradas, siendo la primera actual la del domicilio del primer hogar y además otras como la escuela de Conde, la A.H.A.S. "CHALOM", el Templo, etc.. puedo entrar a las entradas de los diferentes temas?
Desde ya muy honrado Gaby, por la posibilidad de aportar mis recuerdos.
Hoy tenía que pasar cerca por una diligencia y fuí con mi cámara para sacar fotos de la primera y segunda casa, como también otras que aportaré porque tienen mucho sentido con el entorno natural del barrio, ya verás que son interesantes.
Te pregunto: ¿la foto passport, el tamaño se lo dá Freddy o vos? Porque yo me saco la foto con mi máquina, la paso a la PC y se las mando adjuntadas con las fotos de los domicilios que te mencioné y que ya saqué.
El primero es GIRIBONE 632, 1º PISO, "A" y el segundo donde nos mudamos: FEDERICO LACROZE 2367, 1º PISO, "B".- las fotos te las adjunto en otro email.
Un abrazo y muchos cariños para todos.
ALBERTO SCIOTI
27/06/12
Puedo decir que Giribone 632, 1º “A” es mi casa natal, corresponde en la foto al departamento del balcón de la derecha del primer piso con la ventana que le sigue y que daba al dormitorio de mis padres.
Tenía tres ambientes amplios y desde el balcón hacia Fco. Lacroze se veía una feria que ya no está, cuyos puestos circundaban la plazoleta donde termina la calle Córdoba y hacia la izquierda está Teodoro García que en la esquina de enfrente presentaba una “chacra” o quinta de casi media manzana (hoy toda edificada) donde se trabajaba la tierra con arado de mano y alguna vez tirado por un caballo.
Allí la gente hacía cola desde las 06:00 hs AM para comprar las verduras y frutas recién sacadas de la tierra.
Era una de las últimas chacras que quedaban, de un pasado en que la cantidad de “chacras” o “chácaras” dio al barrio el nombre de Chacarita que otrora, junto con el de Colegiales eran uno solo:”Chacarita de los Colegiales” luego separados en dos por la Av. Álvarez Thomas que estaba a una cuadra de casa.
FOTO 1:
Frente de Giribone 632 con nuestro departamento en 1º piso, balcón y ventana de la derecha abajo del balcón con cañas. (Es lo mismo que la ya publicada nada más que actualizada)
FOTO 2:
Vista lateral ampliada incluyendo edificio contiguo donde vivió Jaime Berro de soltero.
En el mismo edificio tenía como vecino a Coco Pinchowesky que era mayor que yo y habitué también de las primeras épocas del club Chalom.
En la planta baja, vivía la madre del edecán por la Aeronáutica del presidente Perón que llegaba siempre con un “bote” que impresionaba.
En el edificio contiguo en Giribone 650 vivían la bisabuela Miriam, con mi tío Jaime Berro (de soltero), Davico y Perlita Alhadeff.
En la PB vivía Norberto Esperanza con quien jugábamos en la cuadra, su padre era hermano de la Sra. Perla de Aljadeff.
A la vuelta sobre Álvarez Thomas vivía Oscar David Benveniste, recuerdo que su papá Isaac con mi papá Elías iban casi todas las semanas al “Bar Argos” a jugar al billar y a mi me dejaban entrar sólo porque estaba con mi viejo, los niños no podían estar.
En una sola ocasión, una tarde pude ver y escuchar en el “Bar Argos” una orquesta de tango subida en un escenario tipo palco, o sea en altos, fue muy hermoso.
También sobre A. Thomas vivía Ricardito Levy, amigo y compañero de la primaria en la Escuela de Conde, hijo del Dr. Moisés Levy que era el médico de nuestra familia dada su cercanía.
Recuerdo a la bisabuela que solía venir a casa acompañada por la tía Rebeca (tía abuela) hermana de la abuela Rosa Alhadeff a quien no pude conocer ya que junto al abuelo Jacobo Berro fueron víctimas de la Shoah.
Yo me alegraba mucho cuando venía la bisabuela, pese a su avanzada edad era lúcida y tenía ojos muy pícaros. Se escapaba de su casa y más de una vez la traían los vecinos o venían a avisar a mi mamá que estaba cruzando sola por el medio de la Av. Lacroze y los coches, colectivos y tranvías debían frenar para no atropellarla. Mamá salía desesperada y la traía a casa. Uuuuf, que alivio al verla viva.
Nunca le pasó nada y según me contaron tenía 103 años cuando murió de forma natural.
FOTO 3:
Esquina de Giribone y Fco. Lacroze desde donde se ve la plazoleta a cuyo costado termina la calle Córdoba, antiguamente en su derredor había una feria con puestos de lona blanca que menciono en el escrito
FOTO 4:
Fachada del edificio de Giribone 650 donde vivió tu papá de soltero, con la bisabuela Miriam mientras vivió. Al fondo en PB vivía Norberto Esperanza, su papá era hermano de la Sra. Perla E. de Aljadeff, esposa del Dr. Jacobo Aljadeff.
En la misma cuadra vivían los Menascé, José “Pepe” Menascé y hermanos.
A la vuelta sobre F. Lacroze había un baldío que era ocupado todos los años por el Circo “Shangai” cuya carpa levantábamos entre todos los chicos del barrio. Ahora hay un alto y moderno edificio en el lugar.
Recuerdo las reuniones de familiares y amigos de mis padres en casa, jugaban a las cartas y al mismo tiempo eran verdaderas “nochadas”.
Entonaban canciones que cantaban en Rodas, muchas de ellas eran melodías italianas y también en ladino. Las visitas eran muy frecuentes.
Recuerdo cuando Perón tecleaba en 1955, tanto en junio como en septiembre, muchos en casa escuchando Radio Colonia muy pendientes.
En el balcón yo hacía los barriletes que luego remontaba en los “potreros” de la Algodonera, terrenos hoy edificados.
Cuando se inauguró el Club Chalom fui dejando de jugar en la calle, para pasar a tener las clases de gimnasia con Moisés Hara y luego las prácticas de básket con Gustavo Guttelson, nuestro entrenador y actividades con mi grupo de Chalomcito con recuerdos que aportaré en otro momento.
Por de pronto aquí en el blog ya vi a algunos de los integrantes como Ernesto Aljadeff, Raúl Pessah, Marilú Pessah, Jaime Ventura y Reggie Soriano. Había muchos más, no obstante recuerdo la casa de Raúl donde se hacían muchos asaltos, también en la de Marga Mizraji, tal como relata Graciela su hermana a quien recuerdo en su casa, como asimismo a Mónica Pessah.
De niño cerca de casa gustaba visitar a la tía Rebeca donde seguro encontraba a primos como Ester y Gaby Benhabib y a Miriam Notrica con quien jugábamos a la maestra y al alumno, por supuesto ella era la maestra y yo deseaba que estuviera alguien más para no ser el “único” alumno.
También iba a la casa de Sally, – Salomón Vital- y Cata Vital, tíos postizos ya que Cata era muy amiga de mi mamá ya desde Rodas. Sally era hijo de rabino y sastre de alta confección en su taller de trajes y pantalones que tenía en la misma casa, un PH en altos en la calle Jorge Newbery.
Me prestaba novelas de cow-boy, de las que tenía toda una colección y yo lo esperaba hasta que hacía un espacio con la cortadora para así poder hablar de esas novelas que nos apasionaban.
FOTO 5:
Entrada al ex- Bar Argos, actual "República ¡de Acá!", esquina de Fco. Lacroze y Álvarez Thomas.
FOTO 6:
Vista lateral del ex- Bar Argos, con entrada actual a "República ¡de Acá!" y el lado que da a Av. Álvarez Thomas.
El tío Jaime Berro solía llevarme al “Canottieri Italiani” en el Tigre y doy fe que con Davico Menascé y otros hacían un bote de cuatro espectacular.
Me habían enseñado a manejar las soguitas de la proa y me ponían de timonel, siendo yo muy chico iba tranquilo y nunca supe que se diera vuelta ningún bote.
A la que después iba a ser mi tía Mary Berro, ya la conocía soltera cuando cursando la primaria iba yo a lo de Don Alejandro Cohen a buscar mis guardapolvos en su taller y ella estaba por lo general.
Justamente en nuestra primera casa, y ya había nacido mi hermano Eduardo, un día me dice mi mamá que el tío Jaime (Berro) venía a cenar para presentar en familia a su novia.
Qué sorpresa cuando lo vi entrar con Mary, la hija de Don Alejandro. Seguro que mi mamá preparó bamia con arroz blanco o iaprakes y después toda la batería de baclabá, kadaif, trabados y sharope con el café.
Todos de punta en blanco y la novia, la verdad, preciosa.
Le dije a mi mamá: el tío Jaime es mayor que ella, a lo que me respondió:
"Vos pórtate bien", al mejor estilo de la época.
Bueno, allí también nació mi hermano Eduardo Daniel, aprox. cinco años después que yo y a los diez años nació mi hermana Rosa Inés – Rosi -.
Mis padrinos fueron el tío Moís, hermano de papá y la tía Perla su esposa a los que siempre recuerdo con amor.
Teniendo yo quince años nos mudamos a otro departamento más grande y cómodo, que estaba por Fco. Lacroze pasando apenas Cabildo, ya en zona de Belgrano pero igual en el límite con Colegiales.
Esta primera semblanza siento que es apenas un bosquejo que deja en el tintero todo un rollo de lo que guardo en el arcón de mi memoria.
No sé si mi infancia fue feliz, porque la vida está hecha de un alternar de vivencias gratas con otras que no lo son y pienso que eso nos caracteriza como humanos. Pero de lo que no tengo dudas es que fue una infancia con VALORES, donde confluyeron una suma de las resiliencias de muchos, de una generación que padeció una terrible guerra y post- guerra, que sobreponiéndose a fuertes adversidades crearon un ámbito social y comunitario para la paz.
En otro momento sigo.
SHALOM y muchos cariños.
16/09/12
Gaby, acá están ls fotos prometidas.
Te explico…
La primera foto es de mi casa, el quinto piso era mi depto y la otra es de la tumba de mi hermano Sami que murió allí a los 8 años de edad.
No se si sirve… son las dos fotos que me quedaron, porque en el cementerio me pasó algo especial.
Cuando fui a la mañana al cementerio judío, con un planito para encontrar la tumba, no la encontré y finalmente me volví muy frustrada.
Al final de la recorrida de ese día que estábamos con una guía, ella misma me dijo si no quería volver al Cementerio y probar de nuevo.
El cuidador que había visto lo que me pasó y evidentemente se quedó preocupado, había buscado. Apenas llegué, me tomo por el brazo y me llevó a la tumba de mi hermano.
Bueno… demás esta decir que cuando vi su nombre me largué a llorar, yo no lo había conocido, siempre vi sus fotos y acompañé a mi mamá en su dolor cada año cuando era el aniversario de su muerte.
Fue muy fuerte, como todo en Alejandría.
Un beso grande y espero mas que nunca que podamos encontrarnos.