NUESTRA QUERIDA ESCUELA DE CONDE CUMPLE 100 AÑOS


Escribe
FREDDY BERRO
Alumno de la escuela
entre los años 1963 y 1969


Nací en el año 1956, y como tantos chicos que nacieron, antes y después, en este hermoso y querido barrio de Colegiales nos correspondía hacer la escuela primaria en esta maravillosa escuela Ramón Castilla, más conocida, por todos, como “La escuela de Conde”.
Mi tío Elías, durante mucho tiempo fue presidente de la Asociación Cooperadora, otros tíos fueron alumnos, al igual que mi hermano, primos y amigos que aun hoy conservo.

Entré a 1er inferior hace 54 años con el miedo y expectativas típicas de un niño de 6 años de esa época.
Mi primera maestra fue la señora Nilda C. de Lanteri, que aunque ya señora, siempre fue “la señorita” Lanteri”.
Divina y maternal como pocas.
La que me enseñó a escribir las primeras letras, a hacer mis primeras cuentas y a leer ese querido libro de lectura que aun hoy recuerdo después de tanto tiempo: ala, a-l-a, ala.

En 1ro superior….sí…yo soy de la época en que así se llamaba a lo que hoy es el 2do grado, tuve de maestra a la señora Irma U. de Huber.
Joven, hermosa….y brava.
Siempre bien elegante, maquillada y perfumada, fue la que no siendo tan maternal nos fue introduciendo al mundo de ya no ser los “nenes de papá y mamá”.

Al año siguiente es cuando se produjeron muchos cambios.
El primero fue que iba a haber una gran reforma edilicia en la escuela y por lo tanto, ésta permanecería cerrada por casi 8 meses. Situación que hizo repartir a todo el alumnado de la escuela en un par de otros colegios y en horarios alternativos.
A mí me tocó la escuela de Loreto, que por esa época era solo de mujeres y cuya directora era mi vecina del 2°A.
El otro cambio fue que 1ro superior pasó a ser 2do grado.
Fue así, entonces, que de 1ro superior, pase a estar en 3er grado
Tuve la suerte de tener a una muy querida maestra, la señora María A. De La Ricca.

En 4to grado, y ya de vuelta en nuestra escuela, tuve a la señorita María Estela Lanusse.
Excelente maestra, excelente persona.
En 5to grado, tuve a la señora Mabel M. de Palacio Videla, maestra que volvería a tener en 7mo.


Mientras tanto, y paralelamente al estudio, se sucedían los torneos de ajedrez que siempre organizaba el Sr. Mosso de la cooperadora y los intercolegiales de futbol que se jugaban en el desaparecido Club Ateneo que estaba en la calle Cramer.
Mosso también organizaba la recolección de diarios viejos, que se vendían para comprar bronce y hacer muchas de las plaquetas que hoy lucen en las paredes del colegio.

No quiero olvidarme tampoco de una persona muy importante del colegio.
Pascual, el portero, era un amor de persona. Lo que se dice, un bonachón.
Siempre nos repartía la copa de leche y el pancito que donaba todos los días la confitería Álvaro, la más importante del barrio y era quien nos armaba la pelota de papel y cinta scotch con la que jugábamos al futbol en los recreos.
Así y todo, siempre le organizábamos “ataques comando” a la cocina para poder conseguir algún pancito más.

En 6to grado, comenzó la etapa de tener 2 maestros. Se dividían las materias y nosotros íbamos cambiando de aula dependiendo de cuál tocara.
Ansiábamos llegar a esta etapa, porque los maestros eran varones y por ende, la interacción sabíamos que iba a ser distinta.
Uno de ellos fue el señor Gustavo Albonico.
Canchero en el buen sentido de la palabra, futbolero….y un ganador impresionante.
Porque?...porque en ese año vino como suplente una nueva profesora de música.
Que me sepan disculpar todas las maestras que nombré anteriormente, pero esta era la maestra más linda que he tenido en toda la primaria, en toda la secundaria y hasta diría que en la facultad, también.
El maestro Albonico, ni lerdo ni perezoso, la conquistó y al año siguiente se casaron.

El otro maestro fue José Luis Márquez.
Y aquí quiero hacer una pausa.
Todos mis maestros han sido importantes, por distintos motivos…pero todos, en nuestro paso por la escuela primaria tenemos uno que ha sido el más importante, el que no ha marcado de manera especial y al que hemos admirado y querido por lo que nos influyó para ser la persona que hoy somos.
En mi caso, fue José Luis.
Nunca terminaré de agradecerle como me cuidó y protegió de una situación difícil por la que atravesaba mi familia por esa época.

En 7mo grado volví a tener a la maestra Mabel de Palacios Videla junto al maestro Luis Taboada.
Este último se jubiló a los pocos meses de haber comenzado las clases y fue reemplazado por el maestro Alfredo Echarri, de quien tengo, también, un recuerdo imborrable y que por esas vueltas de la vida, años más tarde, fue profesor mío de matemáticas en la facultad.

Durante mis primeros 5 años fue vice director de la escuela y él estaba en mi turno, el de la mañana.
Y cuando se jubiló el director, el maestro Diego del Pino, que trabajaba por la tarde, pasó a ser el director de la escuela.
Alto, flaco, de voz potentosa, este “maestrazo”, nos hizo ver, que se puede ejercer la autoridad como director, sin que se le tuviera temor por su función.
Estoy hablando del querido y recordado director Oscar Alesina


Estaban las materias extra curriculares como “Dibujo” con la profesora Rina Durante, y “Música” con la profesora Beatriz de M. de Testa de Madrid.
Con esta última tenía mis embrollos.
Es que siempre quise ser parte del coro y con ella nunca pude integrarlo.
Si bien, siempre me encantó la música y cantar, reconozco, que en parte, mi interés se debía a que los ensayos del coro eran en horas de clase, por lo cual, integrarlo, hacía que uno dejara de estar en clase para ir a ensayar.
A fuerza de ser sincero, la profesora tenía razón porque yo no daba pie con bola….es lo que en castellano comúnmente se dice: desafinaba terriblemente.
Yo insistía e insistía, tanto que me pasaba todo el tiempo cantando los 3 himnos que más me gustaban: El himno a San Martin, El himno del Perú y el himno de la escuela.
Pero estando ya en 6to grado la profesora Testa de Madrid pidió licencia por un problema en sus cuerdas vocales y fue suplantada por la profesora María Elena Siciliani.
En una de las decenas de veces que me presenté a pruebas para integrar el coro, ella muy inteligentemente me puso al lado de un compañero que cantaba muy bien y vio que estando al lado de él no me iba de la melodía y entonaba perfectamente.
Me dio ese empujoncito que necesitaba, para animarme a sacar la voz.
Y así fue, que pasé a integrar el coro del colegio durante los 2 últimos años que cursé.

Yo no tengo realmente, palabras para agradecerle a esta profesora lo que hizo.
Hoy la música es mi pasión, soy un melómano empedernido, coleccionista de música argentina y lo más importante es que fui profesor de música en colegios de primaria y secundaria durante un tiempo largo de mi vida.
Por eso, hoy que la querida escuela cumple los primeros cien años de vida, quise recordar a todos mis maestros y en ellos, a todos los que estuvieron antes y a los que vinieron después.
Todos ustedes, probablemente, nunca alcancen a dimensionar la enorme tarea que han realizado.
Seguro que lo imaginan, se los habrán contado y quizás hasta lo podrán suponer pero nunca van a tener una idea acabada de la magnitud  y de la importancia  que ustedes han tenido para todas esas generaciones de tipos como yo, que crecieron con ustedes, que se formaron con ustedes….y cómo influyeron en que seamos las personas que hoy somos.

Y de vos, querida escuela de Conde, podría decirte mil cosas más, contar infinidad de anécdotas.
FELIZ CUMPLEAÑOS QUERIDO COLEGIO,…POR MUCHOS CIENTOS DE AÑOS MÁS!!!
Pero la voy a sintetizar en una sola frase:
SOLO DECIRTE QUE BAJO TU TECHO, YO FUI MUY, PERO MUY FELIZ,
y que te seguiré recordando por siempre, como cuando voy caminando por la calle y me sale ir cantando bajito….

Escuela Ramón Castilla, Gran Mariscal del Perú
hacia la luz de tus aulas desfila la juventud.
Hay en tu historia nobleza porque difundes virtud
de la bandera, pureza...de la patria su amplitud.

Recuerdo de otros maestros
que entregaron su saber
a los que se hicieron hombres
y que sueñan con volver

Resuenan risas de niños
el trabajo llega al fin
y es ejemplo de homenaje
al inmortal San Martín.




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Escribe:
ALBERTO SCIOTI
El viernes 10 de Noviembre se cumplió el centenario de la "Escuela de Conde" como la conocimos hace muchos años. Ese día pasaron por mi mente muchas imágenes y momentos vividos en ese espacio tan importante en la educación de todo niño que es la escuela. Y esta no es cualquier escuela, es para cada uno "mi escuela", como cada uno la vivió, y donde en mi caso la atesoro a la distancia con las particulares vivencias del inicio de la vida educativa.
Ese lugar mágico y a la vez real yo lo pisé hace 67 años.
Primero cuando di libre el primer grado inferior.
Recuerdo que fui acompañado por la maestra particular que me preparó y mi madre. Y así entré a primero superior directamente en 1951. Conservo la foto de ese grado, como también de los siguientes 2°, 3° y 4°.
Parece mentira como asomaron a mi memoria nombres que estaban totalmente ocultos y hasta escenas, percepciones de las personalidades de muchos de esos niños que eran mis compañeros, rostros que se repiten en sucesivos años.

Porque un grado es eso, un conjunto vital donde como miembros de una orquesta a veces callada y otra bulliciosa, el conjunto salvo alguna excepción, avanza, pasito a pasito y día a día en medio de un contexto social y la realidad histórica de cada tiempo.
Al colegio iba y volvía caminando siempre.
Giribone, Teodoro García y al llegar a Álvarez Thomas era común comprar útiles necesarios y caramelos en la librería que tenía de todo y estaba a metros de Palpa por donde seguía el itinerario diario y matinal.
En ese entonces el invierno era invierno, en la quinta que estaba en Giribone y T. García se veía la escarcha desde temprano, había que evitar los sabañones y usar guantes, cubrirse la boca con la bufanda y usar sobretodo.
Tengo unas fotos donde estoy volviendo del "cole" por Teodoro García y con mucho gusto las adjunto.
Recuerdo una maestra de 2° grado que era patética, bastante mayor, iba en un auto negro que manejaba ella y usaba bastón.
Su apellido alemán sonaba a Anchuzt, vivía en Colegiales sobre Fco. Lacroze.
Exigía cosas tan absurdas como que luego de explicar cómo se hace un pan, lleváramos al otro día uno hecho por nosotros en casa.
Salí ese día y fui a la panadería del barrio, le encargué al panadero conocido "un pan que no parezca de panadería" y le dije el motivo.
Me dijo que no me preocupe y pasara más tarde. Lo retiré, estaba bárbaro, nunca vi un pan tan deforme.
“-Perdóneme le dije, pero esto es lo que me salió”. Me respondió que estaba bien y así fue como zafé.
Pero algunos se compraron un Felipe, una flauta o un mignon...y para qué..., era terrible la vieja.

Vino al cuento que era bastante judeofóbica y se la agarró con un chico que era de lo más calladito.
Bastante enroscado por el episodio, que no era el primero de la Anchuzt, volví a casa y se lo conté "corregido y aumentado" al presidente de la Cooperadora que era mi papá. En poco tiempo la "jubilaron" y tuvimos nueva maestra pronto, Dora Lauría.
Corrían los tiempos del Gral. Perón y Evita. El libro "La Razón de mi vida" supuestamente escrito por Eva Perón, debíamos tenerlo y llevarlo.

Esto creo que duró un par de años. Jamás lo leí, pero tuve que sacarlo a "pasear" todos los días y tenerlo arriba del pupitre para que se vea el tiempo que fuere necesario.

En 3er. grado tuvimos al maestro Roux del cual años después me enteré de sus inclinaciones fascistas. Peinado a la gomina, no me caía bien.
Fue el único maestro del que me tuve que bancar un cachetazo muy fuerte de atrás y en la nuca, lo que más me dolió es que fue sin motivo o por lo menos, yo no lo supe.
Por entonces la cultura educativa no había llegado a instalar que nada justifica esos "recursos", o sea que para el que padecía algo así, te generaba la duda de si diste o no un real motivo. Lo cierto es que no me dijo nada, además de pegarme arteramente.

Otra circunstancia de profundo descontento fue la división generada por la obligación de recibir clases de "religión", donde iban los cristianos o "moral" para los no cristianos. Esto fue así porque Perón creía de esa forma quedar bien con la Iglesia, que en esa época ya tenía serias diferencias con Perón.
Para mi sorpresa, en las clases de "Moral" con el maestro Ugarte que era un lujo, iban no sólo niños judíos, en nuestro colegio la mayoría en "Moral" eran niños con padres socialistas que exigían y obligaban a ésta opción para sus hijos.
De este fenómeno me enteré luego de un tiempo. En los barrios de Colegiales y Chacarita la mayoría de la población era socialista en esa época y esa era la explicación.

En 4° grado tuve a la maestra Julia Bares Morandi, muy hermosa y elegante.
Muchos alumnos mayorcitos, quizá de 5° y 6° grados, esperaban que saliera de la escuela para seguirla, todo un séquito de babosos. Un verdadero papelón, horrible y repetido, que a los alumnos de 4° grado nos costó tener que bancarnos de parte de ella que tenía su carácter, un rigor disciplinario mayúsculo.

Corría el año 1954 y un buen día se presentó en la clase un chico de 6° grado (del maestro Gil) anunciando aula por aula, que Pascualito Pérez en Japón había conquistado el primer título mundial de box para un argentino, en la categoría mosca, venciendo a Yoshio Yirai. Fue una explosión de alegría general.
El maestro Gil, otro tipazo, les dejó escuchar la pelea que generó mucha expectativa en todo el país.

En 5° grado tuvimos a Jorge Ceballos.
Es en ese año, 1955, cuando se produce el derrocamiento de Perón.
En 6° grado finalmente cursamos con el maestro Gil, que podía ser hasta abuelo de nosotros.
Era un lujo tenerlo, al igual que el maestro Ugarte con el que me tocó cursar unos años atrás las clases de "Moral", las que me incentivaron para leer a José Ingenieros en esa época.
Luego, para el ingreso al Secundario, me preparó en forma particular el maestro Jorge Ceballos a quien tuve en 5° grado.


Esta foto es del 4° Grado, año 1954. Puede apreciarse cómo era el interior de la escuela desde su segundo patio hacia la entrada. En el primer patio había un toldo de lona corredizo para los días de lluvia.
Yo estoy en la segunda fila (en cuclillas), soy el segundo de la izquierda. El quinto de la izquierda es Guastavino.
En la misma fila, el segundo de la derecha es Dórdolo, el cuarto de la derecha es Cepeda y a su lado, el quinto de la derecha es Ernesto Aljadeff
La maestra es Julia Bares Morandi.


¡FELIZ CENTENARIO ESCUELA N° 12, (cuando cursé era el Distrito Escolar X) Y FELICIDADES PARA TODOS LOS ALUMNOS QUE HAN PASADO POR SUS AULAS, DIRECTORES, MAESTRAS/OS, PERSONAL NO DOCENTE Y MIEMBROS DE LA ASOCIACIÓN COOPERADORA!

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Escribe:
MARCELO BENVENISTE
Yo entré en "El Conde" en el año 1967 en 4º grado con la maestra Esnaola, de la familia que tenía los dulces en la esquina de Av. Córdoba y Jorge Newbery.
Venía del O'Higgins donde había hecho 1º inferior, 1º superior y segundo. Ese año cambió la denominación así que no tuve 3º.
Esto fue porque antes vivía en Conesa 473, a "espaldas" del Club Chalom y a fines del '66 nos mudamos a Giribone y Céspedes.
En 5º estuvo una mala-mala que no recuerdo como se llamaba (N. de la R.: Mabel de Palacios Videla) y ya en 6º estaba con Sanguinetti como maestro asignado pero compartiendo con Márquez. Luego en 7º tuve los mismos pero al revés.
Eran tiempo en que la dirección la tenía Alesina que siempre llamaba la atención por lo alto que era.
Con Sanguinetti me veía más seguido ya que su familia tenía una ferretería a la vuelta de casa (Álvarez Thomas entre Céspedes y Palpa) así que de tanto en tanto se lo veía allí o yendo hacia el negocio.

Ya en 7º grado nos quedábamos después de horas para hacer un picado con la complicidad de Márquez y Sanguinetti que seleccionaban cada día a algunos para quedarnos a jugar a la pelota en el patio.

Por algún lugar están las fotos de esa época pero tengo una perlita y es está foto.
Era en un homenaje al Gran mariscal del Perú Ramón Castilla. 


El diario Clarín está fechado 1º de septiembre de 1970. El acto habrá sido el día anterior.
El escolta en primer plano soy yo.
El escolta de al lado Federico (ese era el apellido, no recuerdo el nombre).
Su familia tenía la relojería de Maure entre Delgado y Álvarez Thomas, al lado de la estación de servicio.
Ya no están ni la relojería ni la estación de servicio.
Solíamos estudiar en su casa que estaba en el 1º piso del local. Al abanderado no se lo ve bien pero creo que era Barreiro (tampoco recuerdo el nombre, creo que Daniel).

El diario costaba $0.25 pesos ley 18188 equivalente a $25 moneda nacional.
Todos estamos en el patio de espalda a los baños como era habitual hacer los actos con la entrada a la escuela a la derecha de la foto. El que está en primer plano era el Embajador de Perú.
Ese día estaba con el brazo izquierdo enyesado y antes que termine el acto me tuve que sentar porque me desvanecía de tener el sol en la cara todo el tiempo. Al día de hoy creo que podría cantar buena parte del Himno de Perú de memoria.

Recuerdo también el horrible olor de la leche o el mate cocido que pasaba en el carrito en el recreo junto con dos galletitas tipo Imperial que raspábamos para enceguecer de un soplido a algún compañero. A veces había un pancito. Mejor eran los días de fiestas patrias que daban un alfajor.

De los conocidos compartí grado con Alberto "Tongo" Cohen. Tenía como compañero de banco a Wolowelski.
Quizás más adelante recuerde más, por ahora esto.

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Escribe
ERNESTO ALJADEFF










Corría el año 1951, yo con mis 7 años entré al colegio de Conde, que era solo de varones.
Nos recibió  en 2do. grado  la ”señorita” Anchus,  una mujer “mayor” y media invalida con un sistema pedagógico muy especial…. nos pegaba en los dedos con una regla de madera.
En el día del maestro un alumno le llevó un ramo de flores y ella muy emocionada dijo; “Saben… estas flores son para la tumba de mis padres” (sic).

En el 3er. Grado tuvimos a maestro Roux y en cuarto la señorita Julia Bares, muy joven y bonita.
A fin de año nos despide con un beso en la mejilla la cual no pensamos lavar jamás.
En 5to grado la clase se divide en dos y los maestros fueron el Sr Casias y el Sr Cevallos… yo fui con Cevallos..
Hubo un concurso. Había que escribir una composición sobre Belgrano y de todo el colegio yo recibí el premio: una lapicera estilográfica “Muñeca”
La composición la redactaron entre mi papá  y mi tío vía telefónica.

6to grado los que estaban con el Sr Casias pasaban con el Sr Ugarte y los del Sr. Cevallos con el Sr.Gil.
Ese año 1955 fue la llamada ´Revolución libertadora´y quemamos con asistencia de Gil los libros del segundo plan quinquenal.


Tengo hermosos recuerdos de los años en la escuela.
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Escribe
GABY BENHABIB









Recuerdo que en el camino a la escuela desde mi casa en Zapiola 979 yendo por la calle Céspedes y sobre Freire había un negocio chiquito que amén de librería vendía golosinas...
Era paso obligado regularmente... y frente a este negocio estaba la parada del 68 (hoy 168) que años más tarde me llevaría colgado del estribo por lo general hasta Córdoba y Humboldt y desde ahí caminando hasta el secundario Nicolás Avellaneda.


Volviendo a la escuela me acuerdo del aula de música con las gradas y como desafinaba... pero me encantaba ir pues era una hora menos de clase...


Y cuando sonaba la campana del final del día salía corriendo para llegar a casa y no perderme a Los 3 Chiflados en la tele.


Teníamos un maestro que se llamaba Cevallos... y éste tenía una maquinita. ... un dinamo con dos polos que el que hacía lio pasaba al frente agarraba los polos y el hacia girar una palanca y recibíamos una pequeña descarga.
Y este era mi libro de primer grado


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Escribe
JAIME VENTURA








Llegue a la escuela de Conde para 1er grado superior.
Maestros de primera. Los estudios eran amenos y más o menos todos estudiaban en paralelo.
Yo no era de los "tranquilos" así cada tanto estaba sentado en la puerta de la secretaria con la cara al patio y del otro lado de la puerta Oscar Benveniste, una veces por acciones entre él y yo y a veces pecamos de conexión.

Uno de los recuerdos más "especiales" que dejó su huella en el alma tierna de los niños, fue el año donde cada maestro, por turno (uno cada día) debía leer ante todos los alumnos, en pleno invierno sin bufanda y sin sobretodo un escrito sobre la muerte de Eva Perón.
En el frio de Buenos Aires toda los alumnos parados en fila sin moverse la "lluvia de frases repetidas del día a día": EVA PERON HA MUERTO, LA REPUBLICA ESTA DE DUELO, EL PUEBLO ARGENTINO TODO LLORA LA PERDIDA DE LA MUJER MAS EXTRAORDINARIA QUE LA PATRIA A CONOCIDO... "

Pero había cosas mucho más humanas, por ejemplo: alguien trajo una radio y en el patio que daba a un aula que no se usaba, escuchamos la pelea en Japón de Pascualito Pérez.
O el famoso 0 contra 10 del maestro de 5to grado Caccia "contra" Raúl Pessah.
Se encendía una discusión y la respuesta era 0 contra 10 y en su mayoría Raúl se las ganaba para nuestra satisfacción.

El maestro tenía frio en las manos, así que sin avisar, introducía sus manos en el cuello de cada alumno
La cooperadora, le compró un yesquero que le caliente las manos sin que suframos ese "vientito de la Antártida".

 
En general la escuela era casi como una prolongación de la familia, nos encontrábamos en la escuela y en los barrios. Además, de tarde íbamos al club Chalom de la colectividad y allí nos encontrábamos nuevamente, así que esas amistades fueron continuas en la mayor parte del día y los fines de semana.

Estando en el aula que daba a la calle un día me quedé mirando la calle y de pronto una ventana que se cerraba como guillotina.
Textualmente: "cayó" sobre mis dedos de las dos manos. Hasta hoy tengo "algún físico recuerdo".

En ese aula había algún hijo de alemanes que pensaba que los judíos eran, todavía, sus más acervos enemigos así que cada vez que me descuidaba, algún "elemento" de mi caja de lápices desaparecía y cambiaba su "fisonomía" o sea el dibujo o barniz de fábrica lo raspaba y ese barniz estaba en el suelo al lado de su pupitre. Menos mal que la maestra le observó esos actos y en poco tiempo eso se calmó.

Por último deseo recordar el 4to grado donde debíamos tratar de entender el lenguaje del Mío Cid en español antiguo y el maestro se sorprendió cuando algunos de nosotros traducíamos el español antiguo (ladino, para nosotros) que escuchábamos de nuestros padres y abuelos.
Ese mismo año debíamos aprender "de memoria" el preámbulo de la Constitución Argentina.
Fui el único alumno que lo dijo de corrido.
Hasta hoy en día lo puedo declamar y entender.

Jaime Ventura
Kibutz Cabri
Israel
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Escribe
OSCAR RESCIA





 



Soy del 43. Nací en Zabala al 3500, me mudé a Zabala al 3200 y luego a Zabala 3345.

El Barrio:
Desde casa se podía oír, dependiendo de cómo apuntara el viento, el paso del tren de estación Colegiales a Belgrano R., e inclusive los telares de la fábrica de toallas Aluvión, que hasta tenía un equipo de futbol.
Se sentía el olor a chocolate de la fábrica Ulith. Se escuchaba el paso de los carros que iban al mercado de Abasto, los carros de la envasadora de leche Yatay, de los carros de la basura, todos con aros de metal sobre el adoquinado.
Claro, esto en la época moderna, pues cuando fui a vivir a Zabala 3345, entre Delgado y Martínez, pleno barrio de La Calabria, todavía muchas calles eran de tierra y como decía Raúl Pessah, pasaban las vacas y te vendían la leche recién ordeñada, pasaba el pescador, el panadero en su carro, el quesero con sus canastas y hasta el vendedor de pavos que con un gancho enganchaba al pavo que vos elegías.

El Colegio de Conde:
Y llegó el día de ir al colegio. Al colegio de “Conde”.
Que me disculpe el prócer del hermano pueblo peruano, pero era el colegio de Conde. Que en ese entonces no tenía ni buena ni mala fama. Era. Nada más que eso. Era delantal almidonado con almidón Colman, peinado con gomina Brancato, y un moño azul con lunares blancos, que todo aspirante a mejor alumno debía tener.

Primero inferior Sta. Rojo, 1° superior Sta. Figini (lejos la mejor maestra), 2° grado zafé de la maestra Anchust, que tratando de ser lo más parecido a un semiólogo, diría que era una reverenda hija de puta y por suerte la echaron y me tocó la Sta. Lauría.
Sin querer entrometerme en la vida intima de las personas, creo que el maestro de 3° Sr. Roux, que alguien tildó de facho, y pudiera ser por su estética y su personalidad, pero que con solo 9 años, no estaba en condiciones de analizar, y como decía me parece que algo debe haber pasado con “mi” Sta. Lauría.
Luego en 3° el Sr. Roux, en 4° un tipazo de puta madre, el Sr. Scaliter, cuyo hijo estaba con nosotros, en 5° el Sr. Cacia (en el otro 5° estaba el Sr. Ceballos) y en 6° otro buen tipo el Sr. Ugarte (en el otro 6° estaba el Sr. Gil).
El Director era Terrani, la profe de música la Sta. Hornos, y Antonio y María, los porteros.
Frente al colegio vivían 2 alumnos. Uno era Galotto cuya mama se la veía muy saludable. El otro era Poeta (apellido) que cuidaba el palomar del colegio.

Es increíble, este alemán Alzheimer que me permite recordar estas cosas cuando ya no se para que estoy escribiendo esta nota.

De los recuerdos más frescos que tengo, está el de las fechas patrias, donde a la salida nos daban un alfajor, a veces conseguíamos un segundo alfajor.
Otro recuerdo era el pinchazo en la espalda por la vacuna antivariólica.
Recuerdo que en todas las fiestas yo era candidato a decir el verso, o por lo menos uno de ellos.
Y recuerdo el último acto que me tocó, olvidé por completo la letra pero como era en coro me dediqué a gesticular y mover los labios. Aunque no faltó algún compañero que se diera cuenta y se riera de mi.
Recuerdo que comprábamos estampillas del correo para pegarlas en una libreta que era La Libreta de Ahorro que se había institucionalizado durante el gobierno peronista.
Libreta de ahorro. Depósitos del año 1951(2° grado) y Boletín de 1° superior maestra Sta. Figini
O la salida del cole, que debíamos cruzar la calle, y caminar pegados a la pared, previo corte del tránsito por los más grandes.
Me hubiera gustado que alguna vez me eligieran a mí.
Expectativa que perdí desde un principio pues era el primero y más chico de la fila.
Frustración con que trato de explicar en la actualidad todas las macanas que me mando cada tanto (cada 3 o 4 hs y no mas).

Luego el que tenía alguna moneda y no se había llevado ni una fruta o un poco de mortadela para ponerle al pan, si podía compraba uno o dos churros en la panadería y algún pedacito por ahí te ligabas.
También recuerdo el ingreso del país a esa interminable era de golpes de estado vehiculizado por las fuerzas armadas pero apañadas por poderes civiles. Los bombardeos y las peleas con la Iglesia. Me apasionaba tanto la política, que por la noche, con solo 12 o 13 años, me escapaba a escondidas de mis padres.
Me iba a Chacarita (unas 15 cuadras caminando) y viajaba a Plaza de Mayo a escuchar los debates que los adultos tenían en torno a lo que era el peronismo y la revolución.
Volvía en punta de pie y me acostaba sin que mis padres se enteraran.
Foto de 4° grado
1er fila: desde mi izq. a derecha: Díaz, creo que Mondi, Abramovich, Yaría, Con el cartel yo, Pessah, Margiotello, Núñez, Benveniste, Lombardo.
2da fila de izq. a derecha: Alonso Montesano Descalzo, Galotto? Adler, Ríspoli, Rossi, Magiolo
3er fila de izq. a der: Elías, Scaliter (alumno), Aljanati, Giardino, Scaliter maestro, De Luca, Ballaza, Speroni, Revilla, Leites, Ventura, Ludwing, Schwartz?

Les aseguro que no tenía ningún nombre anotado, y más allá que pueda confundir a algún compañerito, los nombres me fueron surgiendo espontáneamente.

Estación Colegiales (de la chacrita que después se separó y fue Chacarita):
Uno de los paseos preferidos con mi madre y mi hermana.
Tengo retenido en mi olfato, ese olor a vapor de las locomotoras haciendo maniobras ya que era una plaza de transferencias de cargas.
O cuando íbamos a robar melones o sandías de los vagones estacionados.
Hoy casi nada de eso es igual. Sé que hicieron un paso vehicular bajo nivel por Lacroze.
Cerca de ahí los tíos de Raúl Pessah tenían una tienda. Y a 3 o 4 cuadras está el club Chalom….

Club Chalom:
Mi adolescencia no fue bella. Ni siquiera linda. Simplemente fue y trate de pasar zafando esa etapa en que no sabía que quería ser.
A las figuritas no podía jugar porque ya era grande, pero si hacíamos una fiesta en el club Montañeses (la escala musical) o Gath & Chaves planchaba porque era chico.
Mis padres trabajaban y no podían estar mucho en esas cosas y el viejo Sigmund todavía no atendía por obra social. Así fue que me aferré a mis amigos que eran todos judíos y mientras ellos me hablaban de las ventajas de la circuncisión yo disfrutaba de la amistad de ellos.

Y de una comunidad que me permitió conocer otras realidades más acomodadas económicamente que las de mi familia.....y con otra visión más amplia.
Visitar la casa de los Mizrahi en Av. los Incas, los Tarica en la farmacia de Munro, a los Chab, Benbeniste, Groscov, Ventura, y otros.
Pero este idilio se me rompió el dia que Raúl me dijo que se iba a Israel.
"Como que te vas a Israel?"
No pude comprender como dejaba a su familia, a su barrio.
Y mi relación con el resto de los amigos se fue alejando.
Yo ya entraba a la facultad, empezaba a trabajar, tenía muchas inquietudes políticas, y no me quedaba tiempo para esa etapa.
Se me decretaba el fin del dolce far niente.
En realidad lo decidí yo.
Elegí comprometerme más con el proyecto de vida que quería.

Y nuevamente El Barrio:

…..y si. En la esquina de F Lacroze y A Thomas había una garita desde la cual se dirigía el transito.
…..y al lado del cine Argos estaba el quisco y al lado la pizzería, que originalmente se llamó Don Enrique.
…..y del otro lado del Argos esta el bar Argos que en la parte superior tenía un entrepiso para las orquestas. Además mesas de Billar.
…..unas cuadras más allá el cine Alvarez Thomas donde le pude ver por primera vez las tetas a la Sarli. (Ella jamás supo que yo la amé en silencio).
…...y más allá el club Colegiales
Y más todavía, en el Cano, A Thomas, av. Forest y Loreto (8 esquinas) el cine Atlántico con la confitería La Suprema, la pizzería La Meseta y una cuadra antes la terminal del tranvía 96 y el 97, luego depósito de carros de la basura y más tarde de los troles (hoy es una plaza).

Como no me voy a acordar de mi barrio, si como dice Pichuco, nunca me fui. Si siempre estoy volviendo.

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